Huele,
tímidamente,
como en un recuerdo,
a óleos y a incienso,
y los murmullos
se elevan, en ráfagas,
cubriendo las notas perdidas
de los que afinan los instrumentos.
Y hace frío. Apenas se recuerda
el sol primaveral de la puerta,
en este bosque de piedras claras
por entre el que susurra el viento
como si rezara en voz baja.
Y mi mano, helada,
echa de menos
el calor de la tuya.
1 comentario:
¡Qué sonoridad! Desprende sonidos, tenues, casi sin querer; desde el ligero murmullo al susurro del viento pasando por la tímida oración del que, por una u otra razón, implora. En tu ausencia, sentidos y sentimientos a flor de piel, con el frío como único testigo de aquellos alejados recuerdos, de la musicalidad presente, del amor ausente.
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