miércoles, 21 de enero de 2009

El camino a la Primavera

Lejos, pero no tanto como parece, está la Primavera... Sólo hay que seguir su camino, ciegamente, sin mirar atrás, con fé. Allí, adelante, más allá del Invierno, hay una pradera verde, las ramas florecidas del almendro, el canto de los pájaros, y un sol más cálido que derrite el hielo del corazón.
Yo espero, espero la Primavera como espero todo lo demás: el amor de Morgil, la plenitud de la vida, y el encuentro con Dios cuando todo termine. Espero, pero no confío, que se cumplan los dos primeros. Espero, sin dudarlo, en la misericordia del Señor y en verme en su presencia un día.
La Primavera llegará, traiga lo que traiga, pórtico del Verano, de soles y lunas claros y despejados, de agua de mar, de música y corazón ardiente. Mi corazón.