domingo, 20 de julio de 2008

Para ElMo

Ahí a la derecha ( ahora debajo) queda el videoclip del tema de Scorpions que comentamos anoche...




martes, 15 de julio de 2008

Me siento como una máquina que ha pasado demasiado tiempo sin funcionar, como si los engranajes estuvieran oxidados, o peor aún, rotos, por falta de uso.
Mi corazón, ese caballo al galope al que no puedo controlar, va y viene, dando bandazos, como si hubiera bebido una copa de más y no supiera como detenerse, quizás esperando que se abra un precipicio para dejarse caer... Pero a la vez, el bocado y el freno lo reprimen...
Lo único que parece funcionar con normalidad, o al menos aún sigue haciendo ruido, es mi cabeza. Pero no siempre puedo confiar en que haré lo correcto siguiendo lo que dicta mi frío cerebro, que siempre, siempre, decide lo más sensato. Pero hay cosas en las que no entra la sensatez, sino la locura, el dejarse llevar...
Yo no sé si lograré que alma, corazón y mente se pongan de acuerdo. Ni siquiera sé si realmente sé amar. Pero lo intento. Lo intento...

domingo, 6 de julio de 2008

Piloto automático




Sí, así es como me siento hoy, como si estuviera viviendo gracias al piloto automático, que me permite moverme de un lado para otro, zombie en mi propia casa, todo ello debido, más que nada, a trasnochar.


Me he quedado dormida mirando mi correo, ha sido algo que no me había pasado nunca, ahora las lentillas me pasarán factura. Ayer fue un día completo, cansador, estupendo y bastante malo, todo ello a ratos. Calor, mucho calor; caminar arriba y abajo, (más hacia arriba que hacia abajo, me temo), comida y cena con amigos y luego... luego...


No me acostumbro. Ya he perdido la capacidad de pasar la noche en blanco, y qué decir de beber. Nada, un vodka con naranja, y gracias. Y eso que en la cena tomé agua. Ya ni recuerdo cuando fue la última vez que me levanté fresca y descansada después de tres horas de sueño. Claro que anoche, o esta madrugada más bien, no me podía dormir.


Ha sido un cambio bonito en mi vida el volver a vestirme para gustar, pensar más en alguien de lo habitual, y que ese alguien esté ahí, y me haya apoyado con sus gestos, sus palabras, sus miradas. Compartir. Eso que ya había olvidado...


Luego, el gato que habita en mi alma se desperezó otra vez y atravesó la noche, oscura y calurosa, hasta perderse en la madrugada. Y hoy se enrosca en un ovillo, sediento de sueño.


No importa lo que tarde en recorrer este camino, ni siquiera importa si es el camino real. Por ahora, no me preocupa nada de eso. Sólo importa que soy yo, yo misma, que soy capaz de dar, todavía, y también de esperar. Y eso es lo que me mantiene.