miércoles, 10 de mayo de 2017

La Primavera y los cerezos.


"Quiero hacer contigo 
lo que la primavera hace con los cerezos"

(Pablo Neruda. Poema XIV)

Podemos pensar que la Primavera hace florecer los cerezos, y ya. Pero no es así. La Primavera, esa estación impredecible, el tiempo del caos, también arranca las flores, hace volar los pétalos, no siempre dulcemente como en los hanami, cuando caen, suaves, etéreos, sobre las tazas de sake tibio, al menos en la imaginación de quien nunca ha estado presente en uno. No, el viento primaveral azota las ramas floridas y despoja a los cerezos de su dulce aroma. Los pétalos son arrastrados al suelo, donde se confunden con el barro y son hollados por los que pasan, y mueren y desaparecen.

Pero la flor que permanece en el árbol es la que da, al final, un dulce fruto.


(Hanami 花見, literalmente "ver flores", es la tradición japonesa de ir a ver los cerezos floridos, lo que sirve de excusa no sólo para pasear sino para celebrar un picnic bajo las ramas en el que no puede faltar el alcohol)

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