miércoles, 25 de marzo de 2009

Anhelo


Yo ya sabía, desde anoche, que hoy me levantaría con este ánimo gatuno, juguetón, imprevisible que, de vez en cuando, me posee y me controla. Me sentía más ligera, y a la vez tenía una inquietud no revelada, algo así como una sed de algo que no lograba concretar. No, no era vodka con naranja, mis queridos Lectores Constantes. Era… otra cosa…
No puedo echar la culpa de esto a la Luna, que no parece gobernar mis mareas, ni a la soledad de la que ni me acuerdo; ni a la tristeza, porque debajo de la turbación sentía un júbilo impreciso, una sensación de felicidad percibida, pero aún no encontrada... Era como saber que algo iba a pasar, un destello de un porvenir incierto pero esperanzado... Y me sentí con ganas de echar a andar y alejarme hacia ese futuro sin esperar ni un segundo más...

Pero he de reconocer que, cada Primavera, se me antoja lo mismo, y que hasta ahora, en un mundo de posibilidades infinitas, cada Primavera me ha traído algo bueno, algo alegre, algo que recordar cuando llega el Invierno y me quedo acurrucada, otra vez, junto a la estufa: la gata perezosa que hoy salía a jugar...

1 comentario:

Ana Garcia dijo...

uyyyyyyyy qué peligro tienes!! En primavera la sangre altera y la tuya brota a borbotones por lo que veo, jajaja... música romántica, acurrucada...Esto promete... El vodka para después:-)

Un besito Alawen