Cada vez que te sueño, Peregrino,
siento tus dedos recorrer la geografía,
blanca y ardiente, del hueco de mi espalda,
y, en mitad de la noche, me despierto
con el anhelo de sentirme entre tus brazos,
que me atenaza el corazón, mientras la Luna
me sonríe, torcidamente, desde el Cielo.
1 comentario:
Precioso!!! :)
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