Llaves que encajan
en la memoria,
abriendo cerraduras:
amigos, personajes
que viven en los libros;
amantes
que dejamos atrás.
Mascotas, conocidos.
Cualquier ser amable
que, alguna vez,
pintó una sonrisa
en el ánimo nublado.
Susurros
en duermevela,
y en las oraciones.
Y puñaladas,
tan repentinas,
que todavía duelen.
1 comentario:
Además de disfrutar, me haces pensar: puede hacerse una llave de un puñal, pero no un puñal de una llave...
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