domingo, 2 de marzo de 2008



Mi corazón, amado, aletea entre tus manos
como un pájaro oscuro caído de su nido,
un ave tan salvaje y tan libre que todo
lo que suena a prisión la hace volar más alto.
Mi corazón, amado, es un bosque en penumbra,
una arboleda umbría en la que ya no hay sol,
donde cada sendero te lleva hasta su centro,
hasta donde se esconde el animal que soy.
Mi corazón no siente más que en rigor extremo:
o es helado Norte o Sur abrasador;
mi corazón es llama de una hoguera de hielo,
mi corazón es brisa; mi corazón...

5 comentarios:

Fin de los Tiempos dijo...

¿Cuál es su poeta preferido?

Alawen dijo...

Fácil, fácil: Francisco de Quevedo. Tengo una edición de sus poemas escogidos como libro de cabecera. Y entre ellos, por desgracia, no está mi favorito:
"Tras arder siempre, nunca consumirme..."
Besos

ARCENDO dijo...

Tendrías que publicar algún día...yo te compraría tus sueños por lo que pidieras.

Alawen dijo...

Arcendo
Tú que me ves con buenos ojos, ja, ja...
Hace años tuve el deseo peregrino de ver mis obras en letras de molde, negro sobre blanco y todo eso, y participé en varios concursos de poesía... Luego, un día, me publicaron uno de mis versos en El Adelantado de Segovia, y con eso se me murió el gusanillo, (descanse en paz, el pobre).
Espero ser, como los grandes poetas, conocida póstumamente...

Fin de los Tiempos dijo...

Quevedo también es el mío, con Manrique y San Juan de la Cruz.

Debería volver a probar suerte con la poesía