Mi alma encadenada a sus palabras,
y mi cuerpo prisionero de su aliento...
(Si sus brazos, por fin, me rodearan,
y sus labios me rozaran el pelo...)
Tan sólo yo descubro en su armadura
la grieta que me muestra lo que hay dentro.
Morgil, la estrella oscura, que ilumina
su camino y el mío, sin remedio:
el dolor de sentirte, mi elfo oscuro,
de sentirte y de tenerte lejos...
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