lunes, 27 de junio de 2011

32º


Que en Bar-Galen haya 32º en junio no es ninguna novedad... Lo que ocurre es que son las 23:50 y el termómetro se empeña en quedarse ahí, sin bajar ni una décima... Además, acabo de tomar un aparentemente inofensivo sorbete de limón, que mi hermano ha preparado en un momento con un resto de champán que quedaba en la nevera y helado... Hummmm, que bueno, que fresco, pero qué desastres provoca: ahora, una vez pasado el efecto refrescante, siento que las compuertas que, normalmente, están cerradas en mi cerebro, se abren por efecto del alcohol, y tengo que controlar la riada de pensamientos y deseos que, en circunstancias normales, están quietecitos al fondo, callados, y ahora se empeñan en salir o, como poco, en levantar la voz...

Busco. Toda mi vida ha estado marcada por la búsqueda de algo que no sé lo que es, pero que, estoy segura, reconoceré cuando lo encuentre... Ahora miro, y veo, y siento, y no sé si es real o el reflejo de mi necesidad de buscar... y, de repente, no me importa... Lo que veo y siento me gusta, me hace sentir viva, aunque no sea real, aunque sólo sea real para mí...

Ahora, sentada frente a la pantalla, supongo que él nunca leerá esta entrada, (y qué más da si la lee), y me invade el deseo de dejar de escribir, de salir al jardín y sentarme a mirar la noche, con los pies en el agua, imaginando lo que sería que estuviera aquí, conmigo, a mi lado: mi mano entre las suyas; mi piel contra su piel, ardiente, y en mi boca las palabras exactas y los besos más profundos...

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