lunes, 28 de abril de 2008

Banalidad

Suele ocurrir que cuando nos encontramos en una reunión en la que apenas conocemos a los otros participantes se recurra a temas como el tiempo para comenzar a conversar, o se hagan preguntas del tipo “¿a que te dedicas?” o “¿vives aquí?”, banalidades a las que nadie da importancia y que se suelen contestar por impulso con la verdad o al menos, con una explicación lo menos complicada posible. Son simples cortesías, socialmente aceptadas y a las que casi siempre nos sometemos con agrado, ya que, normalmente, no hay otro ánimo en nuestro interlocutor que el de romper el hielo...
Esto no es siempre así. Por causa de alguna ignota maldición cósmica, tengo algunos parientes lejanos, no todos del género femenino, que suelen llevar preparada una batería de preguntas contra mí cuando los encuentro en algún acto social, (por desgracia, casi siempre en un entierro).
El número de preguntas que contesto ha ido disminuyendo con el paso de los años, ya que bien por razón de rapidez mental, (ellos están ya mayores y un tanto gagá, mientras que yo estoy aún a cierta distancia de la completa madurez), o por pura lógica, hay cosas que se preguntan a una edad y se dan por supuestas en otra.
Habitualmente, las tres preguntas estrella son: “¿Tienes novio?”,(en mi caso, al llegar a cierta edad, hay una variante: “¿te has casado?”), “¿Trabajas?”, (ésta es la adaptación del “¿Que estudias?” de hace unos años), y por último, una que siempre me deja perpleja: “¿Te sacaste el carné (de conducir, se entiende)?”, (por algún motivo que desconozco, deben considerarme incapaz de hacerlo, porque leo la suspicacia en sus miradas cuando les respondo afirmativamente...)
Una vez pasado el trámite con tres monosílabos, que han ido variando con los años, huyo de ellos recordando siempre el chiste aquel del que comenzó a responder a sus tías, que le preguntaban cuando iba a tomar ejemplo en las bodas, haciéndoles la misma pregunta a ellas en los entierros.

Todo esto viene a colación de un fin de semana agotador en el que lo que podría haber sido un simple encuentro de desconocidos, se convirtió en una maravillosa reunión con la familia. Esa familia que no tiene nada que ver con la sangre, y cuyos miembros elegimos entre los que nos rodean: LOS AMIGOS.


Imagen: Corazón de chocolate....

3 comentarios:

Pere dijo...

LLegué aqui atraves de tu otro blog!
Muy bonito como planteas las preguntas....Lo de las tias muy bueno!!!
A mi tambien me parecio que valió la pena el esfuerzo que hicisteis tanto Patricia como tu, al tener que desplazaros a Madrid a conocernos!
Tu lo has dicho ...una gran familia que no ha sido impuesta!

Alawen dijo...

Pere, el esfuerzo mereció la pena, ya que el hecho de estar junto a vosotros lo compensa...

ARCENDO dijo...

Siento decirte que a este magnífico sitio le ha caido un nuevo premio:
http://arcendo.blogspot.com/2008/04/va-otra-de-premios.html
BESOS